El olor de la piel del limón cuando desprendía su esencia apenas rompía a hervir el agua, cuando se mezclaba con la canela y aquel aroma, bendito aroma! inundaba toda la casa...
Era el arroz con leche de los domingos por la tarde, sazonado con las especias de la alacena y con el cariño de mami. Es como una de esas canciones de infancia que nunca más se olvidan.
"Yo soy la viudita del conde Laurel,
casarme quisiera y no encuentro con quién."
Folklore Infantil de Santo Domingo
Edna Garrido de Boggs
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